La Gran Comisión
¡Shalom amados Elegidos de Dios!
En esta ocasión me dirijo a ustedes para compartirles un sueño que acaba de darme Dios. Se los voy a platicar, estaba yo caminando por una calle muy peligrosa llena de delincuencia, y me acercaba a una habitación obscura donde había un hombre, yo sabía que era un delincuente, al acercarme a él su rostro se iluminaba porque de mi cuerpo emanaba luz propia, este hombre estaba tras una reja de cárcel, pero no tenía cerrojos, él no se salía de ahí a pesar de que podía hacerlo fácilmente, al verme el hombre se hacía para atrás y no me hacía nada, sus ojos inyectados de odio y maldad aún puedo recordarlos vívidamente. Seguía caminando y una amiga me daba un cigarro, pero yo no se lo aceptaba. Seguí caminando y una anciana se me acercaba y me preguntó si yo era un ángel y si los ángeles daban besos. Yo le respondí que no era un ángel y que si le daría un beso, la abrace. En eso me acerqué a una ventana y había un niño como de unos 11 años, lo estaban esposando unos policías porque había robado. Yo desperté con una gran tristeza en mi corazón porque hay aún miles que viven sin Jesús y que si nadie les predica se irán irremediablemente a una eternidad sin Jesús.
Evangelizar, es algo que se nos dificulta en gran manera. Pocas iglesias enseñan a hacerlo, el primer año de nuestra conversión a Cristo nuestra lengua esta trabada y apenas estamos entendiendo lo que hicimos, porque la Salvación es un regalo tan grande e invaluable que sobrepasa todo entendimiento.
Dios nos ha dado una espada: La biblia. Pero aún más, nos ha dado un testimonio de conversión, el cuál podemos compartir y tomarlo como una gran oportunidad de evangelizar. Diciendo a la gente lo que Jesús hizo por nosotros hará que otros deseen lo mismo.
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios
Romanos 10:17
Elegido, si tu cayas... las piedras hablarán.
Amados Elegidos, salgan a ganar almas, yo los exhorto estamos a punto de irnos de este planeta, es la comisión que Jesús nos dejó:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:19-20
Bendiciones de lo alto
Keila Garner
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